
¿Ha vuelto la “vibecession”? Esto es lo que dicen realmente los datos.
- La confianza del consumidor alcanza su nivel más bajo en dos años, mientras que las expectativas de inflación suben a niveles no vistos desde 1993.
- El gasto y las solicitudes de subsidio por desempleo se mantienen estables, pero los riesgos a largo plazo se están acumulando bajo la superficie.
- Los aranceles y la incertidumbre política están cambiando las percepciones, convirtiendo potencialmente el miedo en una desaceleración económica.
La vibecession vuelve a los titulares. El término se utiliza para describir una desconexión entre cómo se siente la gente con respecto a la economía y cómo se está comportando realmente la economía.
La confianza del consumidor ha caído a mínimos de varios años, las expectativas de inflación se han disparado y los mercados reaccionan con nerviosismo.
Al mismo tiempo, los datos de gasto y empleo siguen siendo sólidos.
La divergencia entre percepción y realidad está creciendo, pero esta vez, las consecuencias son mayores.
Lo que suceda a continuación puede depender no solo de la economía, sino también de la política y la psicología.
¿Está realmente en problemas el consumidor estadounidense?
Copy link to sectionEl último índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan cayó a 57 en marzo, su nivel más bajo en más de dos años.
Las expectativas para el futuro cayeron un 18% desde febrero, la caída más pronunciada desde 2021.
Dos tercios de los estadounidenses esperan ahora que el desempleo aumente en el próximo año, la proporción más alta desde 2009.
Las expectativas de inflación también han aumentado, y los consumidores ahora anticipan una inflación del 5% durante el próximo año y del 4,1% anual durante los próximos 5 a 10 años.
Esa es la cifra más alta a largo plazo desde 1993.
Pero, a pesar de todo, bajo estas cifras alarmantes, los fundamentos siguen sorprendentemente intactos.
Los gastos de consumo personal aumentaron un 0,4% en febrero, y la inflación subyacente del PCE, la medida preferida de la Reserva Federal, también subió un 0,4%, alcanzando el 2,8% interanual.
Estas fueron algunas buenas lecturas de inflación, considerando todas las cosas.
Las solicitudes de subsidio por desempleo son bajas y el mercado laboral no muestra debilidad generalizada, al menos fuera del sector federal.
El gasto con tarjeta de crédito por hogar ha aumentado un 1,5% interanual, según Bank of America, lo que demuestra que, hasta ahora, los consumidores no están tan dispuestos a reducir el gasto.
En resumen, las cifras no indican una recesión. Pero eso no significa que la situación sea estable.
¿Cuánto de esto son aranceles y cuánto es miedo?
Copy link to sectionLa renovada ola de ansiedad entre los consumidores e inversores estadounidenses ha coincidido casi perfectamente con un nuevo impulso en la política comercial de la administración Trump.
Los aranceles sobre las importaciones chinas se han duplicado hasta el 20%, con gravámenes adicionales sobre automóviles, acero, aluminio y otros bienes ya en vigor o previstos para pronto.
Según la Fundación Tributaria no partidista, la estructura arancelaria propuesta para 2025 podría elevar la tasa arancelaria efectiva al 8%, la más alta desde la década de 1960.
Las estimaciones del Yale Budget Lab sugieren que estas políticas podrían reducir el ingreso disponible promedio de los hogares en 2.000 dólares al año, ajustados por inflación.
Eso no es insignificante, especialmente cuando entre el 25 y el 30% de los estadounidenses ya viven al día.
Pero el impacto económico no es solo directo. La anticipación de precios más altos y la cobertura mediática que la rodea pueden estar moldeando el comportamiento incluso antes de que los aranceles entren en vigor por completo.
El sentimiento del consumidor suele disminuir antes que el gasto real. Si suficientes personas creen que la inflación aumentará y se perderán empleos, sus decisiones de gasto pueden convertir esos temores en realidad.
¿Así es como empieza la estanflación?
Copy link to sectionEl término estanflación se refiere a la combinación tóxica de crecimiento lento e inflación alta.
Era raro antes de la década de 1970, pero desde entonces se ha convertido en una abreviatura para el peor escenario posible en macroeconomía.
Algunos economistas advierten ahora de que las condiciones actuales se ajustan a las primeras etapas de la estanflación.
La inflación subyacente se ha acelerado durante cuatro meses consecutivos. El gasto real del consumidor está perdiendo impulso.
Las importaciones están aumentando antes de la entrada en vigor de los aranceles previstos, lo que podría afectar al PIB.
Goldman Sachs recientemente redujo su previsión de crecimiento del PIB para el primer trimestre al 0,6%, frente al 1% anterior.
El modelo GDPNow de la Reserva Federal de Atlanta ha ido más allá, proyectando una contracción del 0,5%.
Mientras tanto, la inflación subyacente del PCE en los últimos tres meses se sitúa en una tasa anualizada del 3,6%, la más alta desde marzo de 2024.
Si la inflación se mantiene alta y el crecimiento se vuelve negativo, la Reserva Federal se verá atrapada entre dos opciones difíciles: subir los tipos de interés y profundizar la desaceleración, o mantenerlos y dejar que la inflación persista.
¿Podrá la resiliencia del consumidor mantener la línea?
Copy link to sectionLos activos líquidos de los hogares siguen siendo elevados en comparación con los niveles previos a la pandemia.
Los viajes aéreos se han recuperado hasta los niveles de 2024, y el gasto en bienes duraderos como automóviles y electrónica ha aumentado después de un enero débil.
Las devoluciones de impuestos han aumentado más del 5% interanual, lo que podría dar un apoyo a corto plazo al comercio minorista y al gasto discrecional en abril.
Sin embargo, parte de esta fortaleza puede ser temporal o exagerada. Gran parte del aumento de ingresos de febrero provino de las prestaciones gubernamentales.
El gasto discrecional en servicios, como en restaurantes y hoteles, disminuyó drásticamente en febrero.
Los consumidores pueden seguir gastando, pero se están volviendo más cautelosos sobre dónde y cómo. Este tipo de comportamiento suele indicar un punto de inflexión.
¿Y si la percepción es la realidad?
Copy link to sectionLa realidad actual es que la mayoría de los datos publicados que tenemos a nuestra disposición están desactualizados.
La mayoría de las políticas de la administración Trump aún no han entrado en vigor, por lo tanto, su impacto real aún no se puede ver ni calcular.
Pero la economía no se trata solo de números. Cuando una parte suficientemente grande de la población cree que la economía está empeorando, cambia la forma en que la gente actúa. Eso, a su vez, afecta a la economía real.
Esta es la esencia de la vibecession: la creencia en el declive se convierte en una profecía autocumplida.
Pero el problema ahora es más estructural. Las expectativas de inflación del público se han desvinculado de los objetivos del banco central, y su confianza en el futuro se ha derrumbado en todos los grupos de ingresos, políticos y demográficos.
Incluso los hogares de altos ingresos, que suelen ser más optimistas, están reduciendo ahora su gasto.
Si esto se consolida, podría obligar a la Reserva Federal a elegir entre la estabilidad a corto plazo y la credibilidad a largo plazo.
Por ahora, los datos concretos sugieren que la economía sigue creciendo, aunque lentamente, pero la confianza pública se está desmoronando, mientras que los consumidores y los inversores están ansiosos.
Esa brecha no puede mantenerse para siempre. O bien el sentimiento se recuperará, o la realidad alcanzará al estado de ánimo.
Los próximos meses revelarán qué bando cede primero.
Este artículo se ha traducido del inglés con la ayuda de herramientas de IA, y después ha sido revisado y editado por un traductor local.