
Cómo los aranceles del “Día de la Liberación” de Trump podrían perturbar los mercados globales
- Los aranceles recíprocos de Trump podrían elevar los aranceles comerciales estadounidenses a los niveles más altos en más de un siglo.
- La UE y Asia están preparando respuestas coordinadas y profundizando los lazos comerciales regionales.
- Los mercados globales se preparan para los riesgos de recesión a medida que la incertidumbre comercial se extiende por las cadenas de suministro.
“Los aranceles afectarán a todos los países”, dijo Trump a los periodistas el 31 de marzo, justo cuando el resto del mundo se prepara para lo que ahora parece una guerra comercial global.
El 2 de abril se anunciará el nuevo plan arancelario del presidente Trump, un día tan importante que él mismo lo ha calificado como “Día de la Liberación”.
Estos aranceles afectarán a casi todos los principales socios comerciales de EE. UU. Es la acción proteccionista más agresiva tomada por un presidente estadounidense en la historia moderna.
Sin embargo, Europa y Asia no se quedan de brazos cruzados.
Todas las principales economías se han estado preparando para lo peor y ahora están elaborando sus propios planes para contrarrestar la política comercial estadounidense cada vez más agresiva.
Así que la verdadera pregunta aquí es si el 2 de abril pasará a la historia como el “Día de la Liberación” o el “Día del Aislamiento” para Estados Unidos.
¿Qué es el Día de la Liberación y por qué es importante?
Copy link to sectionSe espera que los nuevos aranceles del presidente Trump aumenten los impuestos a casi todos los socios comerciales de Estados Unidos.
Se les etiqueta como “recíprocos”, lo que significa que igualarían las barreras que enfrentan los exportadores estadounidenses en el extranjero.
Pero en lugar de centrarse en unos pocos sectores o países, esta ronda abarca un amplio espectro.
Asesores de la Casa Blanca han propuesto una tasa promedio del 20 por ciento, con un objetivo de ingresos anuales de 6 billones de dólares, aunque esta cifra ha sido fuertemente criticada.
La primera oleada de aranceles incluye un impuesto del 25 por ciento sobre todos los vehículos totalmente importados a partir del 3 de abril.
Los aranceles también se aplicarán a las piezas de automóviles durante el próximo mes.
Un impuesto adicional del 25 por ciento se aplica a cualquier importación relacionada con países que continúen comprando petróleo o gas a Venezuela, incluidas las refinerías estadounidenses.
Se esperan medidas adicionales que afectarán a los productos farmacéuticos, el cobre y los componentes semiconductores.
Trump ya ha elevado los aranceles a China al 20% de forma generalizada e impuesto nuevos aranceles del 25% al acero y al aluminio.
México y Canadá, a pesar de su condición de socios comerciales en el marco del T-MEC, también se han visto afectados por aranceles generalizados debido a preocupaciones sobre migración y fentanilo.
Los mercados están reaccionando con fuerza. El S&P 500 cerró su peor trimestre en comparación con sus homólogos globales desde 2009. La confianza del consumidor en EE. UU. ha caído a su nivel más bajo en dos años.
Bancos y analistas apuntan a escenarios de recesión y estanflación para la economía más grande del mundo.
¿Qué tan mal podría ponerse?
Copy link to sectionUn análisis de Bloomberg Economics estima que si el paquete de aranceles alcanza su máxima expresión, podría aumentar los aranceles promedio de EE. UU. en 28 puntos porcentuales.
Eso lo convertiría en el nivel más alto desde el siglo XIX.
Estas previsiones estiman que un plan arancelario maximalista podría reducir el PIB de EE. UU. en un 4 % en los próximos dos o tres años, lo que equivale a 1 billón de dólares.
Eso se debe a que las importaciones representan aproximadamente el 14% del PIB de EE. UU.

En marzo, la Reserva Federal recortó su previsión de crecimiento para EE. UU. del 2,1% al 1,7%, citando la incertidumbre comercial, mientras que las expectativas de inflación alcanzaron un máximo de 32 años.
La actividad de reservas en sectores como la logística y el transporte de mercancías ya ha disminuido drásticamente.
La incertidumbre es más perjudicial que los propios aranceles.
Durante la guerra comercial de 2019, la Reserva Federal descubrió que los retrasos empresariales causados por la imprevisibilidad de las políticas tuvieron un mayor efecto en la inversión y la contratación que los aranceles impuestos.
Este escenario parece repetirse en 2025.
¿Es este el comienzo de la mayor guerra comercial?
Copy link to sectionEuropa y Asia se han estado posicionando en respuesta.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha advertido en privado a los líderes de la UE que se preparen para el peor de los casos.
La Comisión Europea está preparando aranceles de represalia por valor de 26.000 millones de euros dirigidos a productos estadounidenses como el acero, el aluminio, el bourbon, las motocicletas y los vaqueros.
Aunque la implementación estaba inicialmente prevista para principios de abril, se ha retrasado hasta mediados de mes, posiblemente para dar margen a las negociaciones.
Francia y Alemania serán los primeros países europeos en responder, habiendo insinuado que podrían seguir medidas de represalia más amplias si Estados Unidos no suaviza su postura.
Los funcionarios europeos también están explorando cambios estructurales en la política comercial, incluyendo la priorización de nuevos acuerdos comerciales con América Latina y el Sudeste Asiático para protegerse contra la dependencia a largo plazo de los mercados estadounidenses.
En Asia, la respuesta ha sido más estratégica que reactiva. Apenas unos días antes de la implementación de los aranceles de Trump, China, Japón y Corea del Sur celebraron su primer diálogo económico de alto nivel en cinco años.
Si bien cada país tiene sus propias tensiones con Washington, su mensaje fue coordinado: la integración de la cadena de suministro regional debe acelerarse.
Los ministros de comercio de las tres naciones reafirmaron su compromiso con las conversaciones trilaterales de libre comercio y enfatizaron la necesidad de fortalecer el RCEP, el acuerdo comercial existente en la región que excluye a Estados Unidos.
Los medios estatales chinos afirmaron inicialmente que las tres naciones habían acordado una respuesta conjunta a los aranceles estadounidenses.
Si bien Corea del Sur aclaró rápidamente que la afirmación era exagerada, el hecho de que se haya hecho tal afirmación dice mucho sobre la intención de Pekín de liderar un nuevo marco comercial en Asia Oriental.
¿Qué está construyendo Asia?
Copy link to sectionEl eje China-Japón-Corea del Sur está adquiriendo una importancia cada vez mayor en la política económica regional.
Sus recientes reuniones se centraron no solo en el libre comercio, sino también en la cooperación en semiconductores, la tecnología verde y las cadenas de suministro resilientes.
China, por ejemplo, quiere importar productos de chips avanzados de Japón y Corea del Sur, ofreciendo a cambio acceso a materias primas e infraestructura.
Japón y Corea del Sur, ambos grandes exportadores de automóviles que se enfrentan a aranceles estadounidenses, están preparando paquetes de ayuda interna para apoyar a las industrias afectadas.
Japón también está explorando la posibilidad de subvenciones para los fabricantes que trasladen la producción de Estados Unidos al sudeste asiático.
Más allá del comercio, la cooperación también abarca la demografía y la innovación.
Los tres países están lidiando con el envejecimiento de la población.
China tiene más de 300 millones de personas de 60 años o más, y la experiencia de Japón en robótica y atención a personas mayores se considera un modelo.
Corea del Sur lidera en tecnología sanitaria. La investigación conjunta en estos campos está ahora en la agenda.
En cuanto a la infraestructura digital, los tres países están debatiendo iniciativas como centros regionales de IA, sistemas de comercio electrónico compartidos y estándares de datos comunes, con el objetivo de crear un ecosistema digital competitivo que rivalice con Occidente.
¿Es este el fin del sistema de comercio global?
Copy link to sectionLa realidad es que los aranceles de Trump están rechazando los cimientos del sistema global que Estados Unidos ayudó a crear.
A saber, el principio de la nación más favorecida (NMF) en virtud del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y, posteriormente, de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En su lugar, Trump está impulsando un modelo bilateral basado en el poder, donde cada país negocia directamente con EE. UU. o se enfrenta a consecuencias.
El mundo está más conectado hoy en día. Las importaciones estadounidenses representan ahora el 14% del PIB, el triple de lo que representaban en 1930.
Las cadenas de suministro globales son más complejas. Las represalias son más rápidas.
Las reacciones de los consumidores están más organizadas y el capital de inversión es más móvil.
Los aranceles de Trump para 2025 están desmantelando la idea de prosperidad compartida y reemplazándola por un interés nacional de suma cero.
Con el objetivo de convertir a EE. UU. en un “centro manufacturero global”, el país ahora corre el riesgo de aislarse del resto del mundo.
Se están creando oportunidades para que otros países intervengan y absorban parte de la cuota de comercio que dejarán las importaciones estadounidenses reducidas.
Al mismo tiempo, las conversaciones informales en Europa están generando dudas sobre el papel de Estados Unidos como proveedor de liquidez global.
¿Podría esto significar que podría surgir una nueva moneda de reserva global?
¿Podrían estos aranceles convertir la alianza China-Japón-Corea del Sur en la columna vertebral de la estabilidad económica mundial?
Nada está descartado.
Este artículo se ha traducido del inglés con la ayuda de herramientas de IA, y después ha sido revisado y editado por un traductor local.